miércoles, 9 de noviembre de 2016

El coleccionista de relojes extraordinarios, Laura Gallego Garcia.

El emperador comenzó a alimentar a su extraordinario reloj con las almas de aquellos que se atrevían a tocarlo. Y así, pronto la ciudad se llenó de cuerpos vivos, pero sin alma, como cascaras vacías, como autómatas que se movían sin recordar cómo ni porqué.

No hay comentarios:

Publicar un comentario